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Cieza.es | 3 de junio de 2020 a las 14:05
El paisaje de este lugar tan frecuentado por los ciezanos despierta la sensibilidad del pintor Pascual Lucas Motellón. Tranquilo y acogedor, al otro lado del río, se encuentra a poca distancia del pueblo. Cercado por el horizonte de la Atalaya y el fluir del Segura, es un sitio fascinante. El paseo Ribereño inspira.
Pascual Lucas Motellón (Cieza, 1952) es un artista versátil y curtido, que pasa del paisaje al bodegón con la misma naturalidad con que su mano maneja el pincel. Con el año aproximándose a su fin, estos días se le puede ver cocinando a fuego lento un lienzo de 120x60 centímetros que se recrea en diversos recovecos de la ribera del Segura. El pintor lo sirve a una temperatura que siempre favorece a una obra realizada en acrílico sobre madera.
Son tantos años los que lleva pintando y fotografiando el paisaje de Cieza, que puede presumir de conocerlo como la palma de su mano. En su opinión, "es una oportunidad poder tener toda esta riqueza natural a un paso del pueblo. Es un privilegio". Como privilegio es contemplar su trabajo. Conociéndole, es fácil mantener una conversación en la que da muestras de ser una persona razonablemente apasionada por la naturaleza y la pintura.
La mañana en la que iba a continuar con el cuadro el frío hiela a chopos y álamos, transita de cañaverales a zarzas en un lugar que no ha sido elegido al azar. Afirma sentirse encantado en este rincón del Paseo Ribereño, "porque creo que es prefecto por la luz, la penumbra, el río y por estos colores de otoño". En estos últimos días de otoño hay que darse una vuelta, es imprescindible.
Pocas cosas pueden inspirar tanto como el otoño, que se despide una vez más, y lo hace, como siempre, de forma especial. Deja el campo tapizado de hojas secas, y en el bosquecillo de ribera, la espléndida imagen de los árboles cuajados de amarillos, pardos y ocres. La luz mediterránea se hace más melancólica. "Mi intención es pintar de un modo realista la situación de otoño en un lugar que representa a la perfección esta estación del año".
Hay tantos paseos ribereños como miradas. La suya captura la esencia que hace singular este espacio natural. Lucas Motellón quita importancia a su cuadro y dice que se enfrenta a cada nueva pincelada con la misma curiosidad. "Es una obra aislada, pero podría ser el germen de una serie dedicada al Paseo Ribereño. Llevo casi un mes bajando varias veces por semana siempre y cuando el frío me lo permite", explica.
Se confiesa un pintor atípico. Asegura que su creatividad no está encaminada al relumbrón -"no pinto por exponer y engordar el currículum, sino por placer"- y añade que la pintura le sirve para expresar emociones y no la concibe sin pasión. El pintor Jesús Carrillo (Cieza, 1931-2006) fue la persona que le metió el gusanillo de salir a pintar al aire libre, "porque para él, pensar en un cuadro significaba salir al campo a pintar".
Se lamenta de que este añorado artista no haya recibido en Cieza el homenaje de sus paisanos. En palabras suyas, "Carrillo es un hombre olvidado por los ciezanos, el único pintor que ha inmortalizado en sus obras la huerta tradicional, las acequias árabes, el río, la Atalaya, las tareas de la siega y de la trilla y los frutos de nuestra tierra".
Lucas Motellón jamás se separa de su cámara fotográfica que enseña durante la entrevista y con la que capta imágenes de gran belleza. Y es que no solo le gusta impregnarse de todo lo que le rodea, sino de capturar instantes mágicos. "No entiendo cómo la gente que viene a pasear lleva auriculares y no disfruta plenamente de la belleza de este entorno natural: el rumor del agua, el sonido de las hojas secas... se lo pierden todo", concluye con una amplia sonrisa.