Gobierno de la ciudad
- Acciones de Gobierno
- Pleno
- Junta de Gobierno
- Comisiones de Gobierno
- Alcaldía
- Pleno
- Gobierno
- Gobierno Municipal
- Grupos Políticos
- Relación de Puestos de Trabajo
- Agendas
Cieza.es | 3 de junio de 2020 a las 13:54
Nació torero. O casi. A nadie se le pasaba por la cabeza que no fuera a conseguir su sueño: tomar la alternativa en la plaza de toros de su pueblo. Soñó toda la vida con emular a Jesús de Ubrique, al que vio torear de niño en La Deseada. "Yo quiero ser como él", se dijo. Este sábado ese sueño se hará realidad, el de un joven que con esfuerzo y tesón consigue dar un paso adelante y demostrar al mundo su calidad como persona y como matador de toros.
A Francisco Montiel (Cieza, 1987) le ha llegado la hora de la verdad. Ahora afronta el día más importante de su trayectoria taurina con tranquilidad. Y es que su secreto se llama sentido de la responsabilidad. Toma la alternativa después de haber culminado una buena temporada en la que ha estado presente en 26 festejos, cortando 36 orejas y un rabo. En la actualidad se sitúa entre los seis primeros puestos del escalafón inferior.
Hay que recordar que Montiel debe lo que es al trabajo. Poco o nada queda de ese chico apocado que con 14 años se inició en la aventura de querer ser torero en la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia. El 29 de abril de 2006 debutaba con picadores en su ciudad natal: "Fue una de las tardes más bonitas de mi carrera. Se juntó todo: el marco de La Deseada, toros de Gavira, mi público y cuatro orejas". Seis años después continúa siendo una persona sencilla y humilde. Le quedan muy pocas horas para erigirse en torero.
Montiel, antes de entrar en materia, elogia a sus compañeros de terna, Rafael Rubio 'Rafaelillo' y Alfonso Romero: "Desde que entré en la escuela he seguido la trayectoria de ambos. Yo he bebido de sus fuentes, he entrenado con ellos y he compartido muchas vivencias. Somos diestros muy parecidos en la forma de entender el toreo". También tiene palabras de agradecimiento hacia su apoderado Antonio Guerrero, "una persona que ha estado a mi lado en todas mis etapas de novillero".
No es fácil para un torero hacerse un hueco en los carteles; tampoco para un novillero. Tan difícil está el mundo de los novilleros que en cuanto suenan un poco dan el salto de escalafón. Por ello, admite que era ahora o nunca: "Mi carrera ha sido muy larga e intensa desde que me vestí de luces con 14 años. No podía esperar más. Hoy me siento más torero que nunca. Antes, de novillero, solo pretendes aparentar porque no se tiene conciencia de lo que eres hasta que debutas con picadores".
Hasta llegar a este momento la carrera de Montiel ha estado llena de baches, pero prefiere no hablar de ello y mirar hacia delante. Se muestra convencido de que será una de las tardes más importantes de su vida. "Voy a dar todo de mi parte para que el público disfrute de mi alternativa en una de las plazas más bonitas de España". Su madurez no es solo torera sino también personal, algo que influye mucho en el toreo.
Cuenta que los toros le gustaron "desde crío", aunque en su familia no había antecedentes taurinos más allá de la afición de su abuelo, que fue maletilla. Su familia, como es lógico, no compartía al principio su misma ilusión por dedicarse a este mundo. Despuntó como novillero y los que le conocen destacan su valor y su calidad. Dicen de él que aúna condiciones para ser figura.
Pensando en su familia y en sus amigos, el joven matador comenta que le gustaría ser optimista, pero asegura que prefiere ser realista: "Veo el futuro complicado, como la mayoría de los toreros jóvenes. Sin embargo, he llegado hasta aquí para torear". De un tiempo a esta parte admite con entusiasmo que su pasión "puede ser mi forma de vida".