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Cieza.es | 13 de enero de 2020 a las 12:25
Desde que se juntaron para hacer música, Celia Aroca y Jerónimo A. Villa han estado creando algo más que un mero grupo. Tovarich es un sonido, un estado de ánimo, incluso una relación personal. Efectivamente, la palabra rusa hace referencia a la persona con la que se comparten ideas, actividades o experiencias. Perfecta para poner nombre a este brillante dúo que este lunes protagoniza el programa 'Órbita-M', de 7 Televisión Región de Murcia, a las 23.00 horas. En la grabación la cantante supo plasmar con sobresaliente esa moción terriblemente contenida que rezuma en su repertorio y el guitarrista apuntaló el dinamismo escénico al tocar como si estuviese embelesado. Fue un concierto para olvidarse de todo y gozar el momento, con temas propios y versiones que resultaron tan envolventes como llenos de encanto, como himnos que hicieron felices a quienes los escucharon. Y es que salieron a disfrutar y hacer disfrutar al público.
Cada televisión tiene sus propios programas de música. Algunos, amables y discretos espacios de promoción de grupos de moda; otros, como diría el mítico crítico musical Joaquín Luqui, más útiles a dar vuelo a valores emergentes de la tierra. 'Órbita-M', de 7 Televisión Región de Murcia, es uno de esos que, sin quererlo, con el tiempo, el formato y un modo particular de ofrecer la grabación de un disco en directo se ha convertido en espacio de cita obligada, favorable a la música y también a la entrevista, emblema del estudio de grabación El Señor Guindilla Récords que lo acoge y escenario de las más especiales actuaciones en vivo para un reducido público. Son muchos los motivos de atracción: la emotividad de sus conciertos, la proximidad física con los músicos que lo hacen posible, la fascinación que la música en directo ejerce en las personas hasta hacerlas sentir como parte de la actuación. El estudio de grabación constituye el marco excepcional donde tiene lugar una gran celebración, un impacto inolvidable: para aquellos quienes por primera vez se encuentran, cara a cara, con un solista o con una banda, la música se exhibe ante ellos con toda su grandiosidad. Y hace tomar conciencia de su fuerza y, al mismo tiempo, de hasta qué punto su fragilidad depende del público.
Hablar de esta actuación y del propio programa es hacerlo del estudio de grabación, de su trayectoria, de sus técnicos y de una manera especial de vivir la música de sus responsables: Javier Desiderio y Anabel García. Para descubrir esta experiencia, el tiempo se convierte en el aliado perfecto, en el que la ausencia de prisa permite encontrar la pausada belleza de las cosas. Disfrutar más. Sentir más. Esta es la clave que permite empaparse de la esencia de estas grabaciones. Son conciertos únicos, llenos de sensaciones por descubrir, que se disfrutan con el oído, la vista e incluso el tacto. Porque hay actuaciones que no se pueden explicar, hay que sentirlas. Es el caso de Celia Aroca y Jerónimo A. Villa, componentes de Tovarich, que extendieron sobre el escenario del estudio un ramillete de canciones para componer una imagen -o al menos un fragmento- de su proyecto musical. El cancionero elegido por el grupo ciezano, integrado por temas propios y versiones, fue coherente con su personal indagación musical. De esta forma, el conjunto facturó una actuación de extraordinaria e incontestable calidad, que posee el marchamo de haber sido realizado en uno de los escenarios murcianos más influyentes musicalmente hablando.
Quien haya visto actuar en directo a Tovarich sabe que sus conciertos los ofrece a pecho descubierto. El sonido de una guitarra acompañada de vez en cuando por una armónica, todo un transporte directo a la soledad de una habitación, es la base de una propuesta que enseguida huele a atmósferas muy íntimas y personales. Pero Tovarich son mucho más. Las que les dan tener unas cuantas buenas canciones como 'Decir que si'o 'Sin ti, ya nada me vale'. Y es que los dos amigos de juventud siguen exigiéndose al máximo y demostrando que los caminos de la música son infinitos. Son temas que dibujan la personalidad de ellos. No fue complicado encontrar la armonía entre la voz llena de matices de la cantante y el prodigioso acompañamiento del guitarrista. Mucha de la energía creada en el estudio de grabación se debió a que ambos se conocen desde hace mucho tiempo. Ella es ave inquieta y se ha posado en varios estilos a lo largo de su trayectoria, del pop al rock, las versiones, la canción melódica, un toque de jazz. A la solista le costó mucho más encontrar el compañero que su estilo y se fue a tropezar con él (con Jerónimo, no con el estilo, que lo ha llevado siempre pegado a la suela) en 2018.
La compenetración y concentración se dirigieron hacia los terrenos que conocía el público durante la grabación. La música hispanoamericana también influyó en su repertorio desde que, por ejemplo, hiciera una rompedora versión de 'Cucurrucucú paloma', del compositor mejicano Tomás Méndez Sosa. Hubo temas que tienen una melancolía o un mensaje detrás, llámese 'El delantal', que también marcan su estilo. Sus letras, de Aroca, y música, de Villa, parecen haber dado con la fórmula para llegar a los corazones del público. Pletórica de voz, la cantante se mostró sobrecogedora repasando perlas como '¡Ay pena, penita, pena!', de Quintero, León y Quiroga, o 'All tomorrow partie's', de Velvet. Del mismo modo realizó un repaso preñado de sutileza. A veces, por pura casualidad, el talento y la oportunidad de dan la mano. En muy poco tiempo Tovarich ha creado una estética personal basada en una voz y una guitarra. Celia regresa a la elegante formulación del dúo al lado del músico Jerónimo. Y los dos se embarcan en este proyecto por puro placer. Un regalo a una actuación hecha con sentimiento al desnudo. El pasado 23 de noviembre ofrecieron un concierto de salvaje dulzura, de una emoción tan destilada como contenida